Otra Carta a Dudamel
por Carlos M. Añez Parma, 7 de
enero 2014
Estimado, Maestro Dudamel
Le escribo
porque en El Nacional nuevamente he visto que lo están presionando para que le
haga desplantes al gobierno aprovechando su condición de “celebrity”. Si Ud no
fuese célebre nadie le pediría nada como no le piden a tanta gente. Ya van
varias veces que opino públicamente sobre las presiones que en ese sentido han
recibido Ud y el Maestro Abreu. No sé exactamente por qué lo hago puesto que no
me parece que el tema sea muy importante. Debe ser que me criaron en
Barquisimeto y fui también alumno de
Doralisa Medina aunque de eso solo me quedan la escala de Do mayor con
la mano derecha en el piano y un gran amor con enorme admiración por lo que Uds
han hecho con la música para la juventud venezolana.
Sin saber aún
cuáles son sus inclinaciones y lealtades políticas, creo que debo recordarles
otra vez que Uds y el resto de líderes
artísticos de El Sistema no tienen la libertad de andar pregonando sus
preferencias políticas en Venezuela porque eso pone en peligro el apoyo del
gobierno a ese maravilloso programa. La mejor evidencia de que ese riesgo es
inminente es precisamente lo que ha pasado con la famosa Flor de Venezuela. En
lo que Falcón se mostró opuesto al régimen se la quitaron sin importarles que
eso afectara a quien fuese.
Con un
concierto que dirija Ud en la tal Flor no va a refrendar ni ratificar ni
legitimar nada. La Flor se la quitaron a Falcón y punto. Esto es una dictadura y
así se comportan esos regímenes. Ud simplemente dirija la orquesta para que
suene bien tal como lo haría cualquier otro profesional con su trabajo al que
le caiga la oportunidad de participar en ese proyecto tales como los ingenieros
que montaron la flor, los técnicos que la operan o los periodistas que reseñen
el evento. Ellos simplemente estarán cumpliendo sus respectivas funciones sin
que por eso legitimen a nadie.
Sus
críticos les presionan porque quisieran estar seguros que cuentan con Uds entre
los que nos oponemos a que sigan destruyendo nuestro país pero, dada la
situación, tendrán que esperar para averiguar cuál es la respuesta. De todos
modos, eso no tiene importancia para determinar la resultante política en
cuanto al ejercicio del poder. Es que ni siquiera ganar elecciones nos ha dado
el poder a la oposición. ¿Entonces, qué puede lograr políticamente que sigamos dándonos
entre nosotros mismos mensajes de denuncia, de protesta, de reclamo para que se
respete la Constitución y demás temas de opinión publica si la fuente real del
poder sigue incólume? Ningún desaire de
ningún artista, por más encumbrado que sea va a hacer mella en eso. Le refiero
el bello ejemplo de Gabriela Montero con sus mensajes musicales de liberación que
me han sacado lágrimas de admiración y orgullo pero que han pasado como una
brizna de paja en nuestra borrasca política venezolana. En fin, quédense
tranquilos y sigan trabajando que el problema es de todos y Uds entre tanto
tienen la responsabilidad de seguir el desarrollo de El Sistema.
Finalmente,
le aseguro que me indigna que alguien se atreva a proferir amenazas de juicios
futuros sobre “tu conducta como ciudadano y demócrata” en un país tan lleno de
cómplices moralmente impedidos de tirar la primera piedra.
Con mis
mejores saludos
Carlos M. Añez