Yo no soy
músico ni musicólogo (Dios me libre!) ni critico musical (mucho menos!). Soy
solamente un aficionado y amante de la música que no puede vivir sin ella. Así
que, desde esa condición, quisiera darles mi reacción al Concierto Latino de
Gabriela Montero que se estrenó el mes pasado en Alemania. Lo he escuchado
seis veces y simplemente me fascina. El título que ella le asignó concuerda muy
bien con la naturaleza de la obra. Es una oda al espíritu latinoamericano y
específicamente a lo caribeño compuesta con tal pasión que conmueve a quienes,
como yo, amamos esa región.
Siento como
si la música del primer movimiento, "Mambo", desplegando reminiscencias de la conga y del
son cubano, me llevara por el encendido gradual
de un cálido día en una de las islas del Caribe lleno de los ritmos que
acompañan la actividad cotidiana y que nunca se han desprendido de la compleja
historia multirracial de nuestros países . Con una emocionante policromía de la
orquesta (que "entre nosotros" podríamos calificar de
"salsosa") la música termina incitando la alegría y a seguir
involuntariamente el ritmo con los pies y con el cuerpo. El bello tema enunciado suavemente al inicio,
recibe un desarrollo esplendoroso de la mano de Gabriela experta en ese arte.
El segundo movimiento "Andante
moderato" me lleva a un ciclo emocional que va de un amanecer sereno
frente al mar escuchando sonidos de la naturaleza tropical que parecen jugar a
escondidas en el seno de una bella melodía, la cual, aunque tiene el carácter
de nuestros tiempos, parece que en cualquier momento va a convocar a Pedro
Vargas, o Manzanero o Juan Luis Guerra a cantar alguna estrofa. Pero no! … Se
trata de una obra con un juego expresivo muy caribeño pero muy poético y
magníficamente estructurado con respeto a los paradigmas clásicos. El tema
principal es hermosísimo y cantábile. Cuando lo toman las maderas, en especial
el clarinete, se vuelve adorable. Este Andante va de un inicio de ternura
conmovedora que sigue con un desarrollo dinámico, apasionado y muy latino que
culmina en un final romántico que se
esfuma con la tranquilidad de una puesta de sol, quizá en Juan Griego.
El tercer
movimiento, "Allegro Venezolano" es una preciosidad. Basado en
nuestros ritmos llaneros de profundas raíces Bachianas y Boccherinianas, la
Gabriela se luce explotando, como siempre hace con sus improvisaciones, la
riqueza rítmica que esas raíces le ofrecen para desarrollar una estructura
expresiva de gran virtuosismo, polícroma, apasionada y emocionante que estimula
el aplauso por puro gusto.
El concierto
se puede disfrutar en YouTube completo y es una delicia. La orquesta es la casi
centenaria MDR de Leipzig dirigida estupendamente por el estonio americano
Kristian Järvi quien atrapó el espíritu de la obra y mientras la dirige la goza
como si estuviera en una fiesta en carnavales. Es curioso ver las diferentes
expresiones de los músicos alemanes tocando esa música. Unos evidentemente
divertidos y otros con apariencia tensa tratando de sonar caribeño. En mi opinión,
las estrellas fueron el clarinete, la flauta y el arpa.
Creo que
esta obra es probablemente la mas importante creación compuesta por una
venezolana de todos los tiempos. Proviene de un estro muy nuestro que la hace
ser familia cercana de obras trascendentales aunque mas pequeñas como
"Guri" de Alfonso Tenreiro y sin ir muy lejos, de los chimichimitos
de la Suite Margariteña de Inocente Carreño por su glosa de ritmos folclóricos,
pero con la gran ventaja de que el Concierto Latino es una obra mayor. Gabriela
merece un enorme aplauso y la obra una mayor difusión. No sé si Gabriela estará de acuerdo, pero me parece
que esta obra es mucho mas importante que "ExPatria".
Carlos M.
Añez
Parma, mayo
2016