1/14/2014

Intercambio con lectores de mi

Otra Carta a Dudamel

enero 2014

·         Luciano F. Reni 
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Muy bien, Carlos Añez, esa es la posición correcta, equilibrada, luego inteligente que hace tanta falta actualmente en nuestra querida Venezuela. Al Sr. Cañizalez, en cambio, hay que aclararle que, en primer lugar, en los Andes y en Lara no se acostumbra tutear a un desconocido y, en muchos casos, ni siquiera a un familiar. Ese trato confianzudo, sólo hasta cierto punto simpático, es muy propio de caraqueños y orientales. En segundo lugar, no es cierto que el tuteo sea parte de nuestra cultura "igualitaria". Por el contrario, se ha utilizado tradicionalmente de arriba hacia abajo pero no en sentido contrario, caracterizando así nuestro trato discriminatorio o de superioridad al dirigirnos a los componentes de nuestras clases sociales de origen modesto y, generalmente, de pocos recursos. Lo demuestra el simple hecho que éstas no se atrevían o no se les permitía, aunque cada vez menos, tutear a los exponentes de nuestras clases sociales de nivel superior.
Finalmente, nuestro pueblo barquisimetano cuán contento y orgulloso se sentirá al recibir la visita de Dudamel, su magnífico conciudadano, internacionalmente reconocido como gran valor mundial de la música. Hay momentos en la vida que nos deben estimular para que abandonemos, de una vez por todas, ciertas posiciones radicales, irracionales o simplemente discriminatorias. Venezuela es una sola y, pese a lo que está ocurriendo, sigue siendo un bello país. No abandonemos nuestra lucha para mejorarlo pero hagámoslo inteligentemente, invocando la unión y el respeto!
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Marisolina  Luciano F. Reni 
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Sr. Reni, lo cortés no quita lo valiente. Cañizalez no irrespetó a Dudamel, señaló aspectos puntuales de lo que ha sido la conducta política del músico.
Este gobierno ha tomado como bandera el sistema de orquesta para promocionarse demagogicamante, cuanto sabemos que es una institución
que tiene más de tres décadas de funcionamiento. El gobierno utilizó la orquesta para adornar el cierre arbitrario de Caracas TV. El apoyo otorgado al sistema de orquesta todos lo apoyamos, pero ello no significa el abandono, retirar el financiamiento a otras valiosas instituciones que existieron en el país, perseguir artistas que han aportado muchísimo al país, recuerdo por ejemplo, la compañia de danza dirigida por María Eugenia Barrio, sencillamente Farruto le quitó el financiamiento, Chávez despojó al Ateno de Caracas de su inmuble y, todo esto, sencillamente porque no lograron
doblegarloas, porque no se sumaron al coro del gorilaje que ha gobernado al
país durante los últimos años. Si un artista asume posturas políticas pues tiene que prepararse para enfrentar las críticas u objeciones de los ciudadano. Y esta reflexión no implicar negar las cualidades artísticas de Dudamel.
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Es muy impresionante que no se dé cuenta Ud que está dándome más evidencias para sostener mi argumento. Precisamente, a quienes osan enfrentarse al régimen, los aplastan. Eso es exactamente lo que yo digo pero yo no quiero que le pase eso a El Sistema porque lo creo muy valioso para Venezuela, social y culturalmente. Defiendo entonces a la juventud venezolana y quiero preservar para ella los beneficios de tener como líderes a Abreu, Dudamel y demás artistas que conducen el programa.
¿por qué no comprenden Uds que sacrificar a Dudamel como líder, suponiendo que sea antichavista, haciéndolo declararse públicamente como tal, no ayuda a nadie? y ¿que le importa a Uds que él fuese chavista habiendo tantos más por ahí haciendo daño mientras él al menos desarrolla NUESTRO Sistema de Orquestas? Por Dios, déjenlos tranquilos que no necesitamos que ellos tomen posición política. El mundo entero sabe que El Sistema es obra de J.A.Abreu, que le ha tomado más de 30 años y que este gobierno es solo el último de los varios que lo han apoyado. Además, si el gobierno ha tomado como bandera a El Sistema, yo también como venezolano lo he tomado como logro nuestro y me gasto tiempo tratando de convencerlos a Uds que dejen el reconcomio con Dudamel cada vez que lo llevan a hacer lo que el hace: dirigir orquestas.
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Es útil revisar las informaciones sobre lo que hicieron en situaciones similares, personajes como el Primer Ministro Chamberlain de Inglaterra, el músico Furtwangler y el filósofo Heidegger, ambos de Alemania (los tres en relación al acuarelista austríaco). Le dan contexto a esta pretensión de atravesar el lodazal sin salpicarse siquiera.
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No se entiende por qué la historia de Neville Chamberlain es pertinente a este tema de la posición política de Dudamel. Sus pecados, según sus críticos, fueron su política de apaciguamiento respecto a Alemania y la firma del acuerdo de Munich de 1938 con el gobierno nazi pero esos fueron actos de su gobierno que fueron conocidos abiertamente y totalmente legítimos aunque, como demostró la historia, completamente equivocados. No conozco la relación de Chamberlain con algún
acuarelista austriaco.
Por lo que se refiere a Furtwangler nadie lo puede acusar de nazi pues su única culpa fue quedarse en Alemania como millones de sus conciudadanos y no criticar al régimen. Los nazis lo presionaron para que se manifestara a su favor, como lo están haciendo algunos venezolanos con Dudamel, por cierto, y entonces tuvo que huir a Suiza. De todos modos, él no tenía a su cargo El Sistema, como si lo tiene J.A.Abreu. Que interesante, ¿verdad?
En cuanto a Heidegger, pues era nazi. Eso se sabe y se supo siempre porque él no lo ocultaba. Allá él. Como se vincula con el caso Dudamel no es muy claro pero se me ocurre mencionar que alguien me señaló la inmoralidad de celebres cantantes que venden conciertos y espectáculos a dictadores y sátrapas en otros países y yo siento el mismo asco por tal comportamiento. Sin embargo, ellos no son pertinentes a nuestro caso porque ellos no tienen los 500.000 jóvenes que dependen de que
Abreu siga en su puesto. Así que a esos artistas se les aplica aquello de que cada quien hace de su culo una ratonera.
Si Abreu y Dudamel son chavistas, que yo no lo sé, pues pasaran a la historia como unos heideggeres mas, nazis pero con influencia intelectual sobre la humanidad entera y si no lo son, pues serán unos furtwangleres difamados pero en todo caso contentos de haberle dado a Venezuela todos esos músicos de alto nivel y ese montón de familias orgullosas
de tener a sus muchachos formando parte de esas maravillosas orquestas y grupos musicales. No veo que estén tratando de pasar ningún lodazal sin salpicarse.
Así la pienso yo.
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¿ Crees que si por cualquier motivo los maestros ABREU y DUDAMEL se ausentaran del sistema, el Estado abandonaría a los 500.000 jóvenes músicos ?
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No creo que los abandonaría.... pero el programa sufriría y a mediano plazo probablemente colapsaría. Mis argumentos para decir eso son: a) los ejemplos de destrucción que ha hecho este gobierno en el sector cultural (T.Teresa Careño, Ateneo. Museo de Arte Moderno,etc) y en otros ( Guayana, PDVSA, BCV, etc); b) El apoyo internacional caería bruscamente porque no se tendría confianza de un gobierno que saca a un "héroe mundial" como Abreu o Dudamel; c) Las deserciones de otros lideres artísticos del Sistema que seguirían a Dudamel y emigrarían; d) El impacto psicológico y social en la comunidad de jóvenes músicos y sus familiares sería muy negativo. De todos modos, ¿para que perturbar y poner a riesgo esa joya que tanto ha costado formar y que nos mantiene vivo alguito de nuestro orgullo de venezolanos a pesar del desastre que nos trajo Chavez? ¿para que cazar peleas imbéciles con fuerzas mayores que uno? ¿solo para que algunos neuróticos se queden tranquilos con que Dudamel no es chavista y así lo declara publicamente? ... Lo siento pero yo tengo mis prioridades claras. Prefiero que se quede callado. Ese debe ser el calculo que ha hecho Abreu, si es que no es chavista. Habrá dicho: "no gano nada con ir a ladrarle en la cueva a esa dictadura. Seguiré trabajando y ya veremos".
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1/07/2014

Otra Carta a Dudamel
por Carlos M. Añez                                                                                             Parma, 7 de enero 2014

Estimado, Maestro Dudamel
Le escribo porque en El Nacional nuevamente he visto que lo están presionando para que le haga desplantes al gobierno aprovechando su condición de “celebrity”. Si Ud no fuese célebre nadie le pediría nada como no le piden a tanta gente. Ya van varias veces que opino públicamente sobre las presiones que en ese sentido han recibido Ud y el Maestro Abreu. No sé exactamente por qué lo hago puesto que no me parece que el tema sea muy importante. Debe ser que me criaron en Barquisimeto y fui también alumno de  Doralisa Medina aunque de eso solo me quedan la escala de Do mayor con la mano derecha en el piano y un gran amor con enorme admiración por lo que Uds han hecho con la música para la juventud venezolana.
Sin saber aún cuáles son sus inclinaciones y lealtades políticas, creo que debo recordarles otra vez  que Uds y el resto de líderes artísticos de El Sistema no tienen la libertad de andar pregonando sus preferencias políticas en Venezuela porque eso pone en peligro el apoyo del gobierno a ese maravilloso programa. La mejor evidencia de que ese riesgo es inminente es precisamente lo que ha pasado con la famosa Flor de Venezuela. En lo que Falcón se mostró opuesto al régimen se la quitaron sin importarles que eso afectara a quien fuese.
Con un concierto que dirija Ud en la tal Flor no va a refrendar ni ratificar ni legitimar nada. La Flor se la quitaron a Falcón y punto. Esto es una dictadura y así se comportan esos regímenes. Ud simplemente dirija la orquesta para que suene bien tal como lo haría cualquier otro profesional con su trabajo al que le caiga la oportunidad de participar en ese proyecto tales como los ingenieros que montaron la flor, los técnicos que la operan o los periodistas que reseñen el evento. Ellos simplemente estarán cumpliendo sus respectivas funciones sin que por eso legitimen a nadie.
Sus críticos les presionan porque quisieran estar seguros que cuentan con Uds entre los que nos oponemos a que sigan destruyendo nuestro país pero, dada la situación, tendrán que esperar para averiguar cuál es la respuesta. De todos modos, eso no tiene importancia para determinar la resultante política en cuanto al ejercicio del poder. Es que ni siquiera ganar elecciones nos ha dado el poder a la oposición. ¿Entonces, qué puede lograr políticamente que sigamos dándonos entre nosotros mismos mensajes de denuncia, de protesta, de reclamo para que se respete la Constitución y demás temas de opinión publica si la fuente real del poder sigue incólume?  Ningún desaire de ningún artista, por más encumbrado que sea va a hacer mella en eso. Le refiero el bello ejemplo de Gabriela Montero con sus mensajes musicales de liberación que me han sacado lágrimas de admiración y orgullo pero que han pasado como una brizna de paja en nuestra borrasca política venezolana. En fin, quédense tranquilos y sigan trabajando que el problema es de todos y Uds entre tanto tienen la responsabilidad de seguir el desarrollo de El Sistema.
Finalmente, le aseguro que me indigna que alguien se atreva a proferir amenazas de juicios futuros sobre “tu conducta como ciudadano y demócrata” en un país tan lleno de cómplices moralmente impedidos de tirar la primera piedra.
Con mis mejores saludos

 Carlos M. Añez

12/22/2013

MAS SOBRE EL DIALOGO POLÍTICO
Por Carlos M. Añez
21 de Diciembre 2013
La reunión de Maduro con los alcaldes recién elegidos ha provocado opiniones que señalan lo bien que resultó. Ciertamente hay que contentarse, como dice un comentarista, con que, por primera vez, Maduro no haya insultado y amenazado a los alcaldes de oposición pero a mí me parece que eso debería ser lo normal sin que se merezca elogio alguno. Ademas, habrá que ver si el intercambio de posiciones que parece haber ocurrido se refleja posteriormente en hechos y comportamientos concretos con respeto de la Constitución y cumplimiento de las leyes.
Otros comentaristas dicen que la situación actual es tal que no se pierde nada con intentar conversar y que, en todo caso, hay que hacer algo. Al mismo tiempo preguntan “¿…y entonces, que hacemos? ¿…no hacemos nada? … hay que evitar la violencia… los militares apoyan al gobierno… un levantamiento sería suicida…”. En respuesta habría que a la vez preguntar “¿Qué hacemos para qué? ¿De qué están Uds. hablando?” Obviamente, si preguntan ¿qué hacemos? Imaginamos que están preguntando ¿Qué hacemos para cambiar el gobierno por otro que respete la Constitución y no abuse del poder? No puede ser que la pregunta sea de qué hacemos para que dejen trabajar a los alcaldes elegidos o que hacemos para que no insulten. El dialogo que es necesario es uno en el que se negocie regresar a una situación verdaderamente constitucional pero ese es el dialogo que no parece posible, dada la naturaleza de la base del poder político en Venezuela.
Ademas de la inconstitucionalidad de la elección de Maduro por doble nacionalidad, por haberse mantenido como vicepresidente hasta las elecciones y por el propio fraude electoral, este es un gobierno de facto que se mantiene en estado de inconstitucionalidad por numerosas y sostenidas  infracciones a la Carta Magna. La lista es larga: prolongación ilegal del periodo de magistrados del TSJ, de los rectores del CNE y del contralor; creación y mantenimiento de la milicia; expropiaciones de tierras y empresas sin cumplir los pasos legales y sin indemnización; usurpación de funciones del Poder Estatal (gobernadores) y del Municipal (alcaldes); creación de cargos regionales paralelos; innumerables casos de prisión sin juicio y allanamientos sin control judicial; violación de la independencia del Banco Central; formulación fraudulenta del presupuesto nacional; manejo de fondos públicos sin control alguno; y una larga colección de etcéteras. A todo eso se le agregan las violaciones a los principios de la Constitución como el respeto a los derechos humanos, el pluralismo, la democracia, la participación y la descentralización que son violados cotidianamente por el gobierno y a esto se unen las rendiciones de la soberanía nacional a favor de Cuba, Guyana y otros Estados de su conveniencia.
Ante un palmarés como ese no se puede considerar a este gobierno como dispuesto a una negociación creíble y de buena fe. Pero además, aceptando que de facto es quien detenta el poder y por lo tanto es a quien le corresponde enfrentársenos ¿para qué negociar? ¿Qué esperamos obtener de esa negociación? ¿Acaso hemos obtenido algo de las peticiones populares de no politizar la educación, de liberar a los presos políticos, de controlar la delincuencia, de sacar a los cubanos del poder, de no destruir empresas productivas con las expropiaciones, etc etc etc? … y lo más importante ¿tenemos esperanza de ganar concesiones respecto a frenar la inconstitucional instalación del socialismo y la cubanización de Venezuela? Yo les dejo a mis interlocutores la tarea de responder esas preguntas aunque obviamente tengo mis propias respuestas.
Prevalece sin embargo la pregunta que nos hacen de: ¿…y ahora que podemos hacer? Tengo algunas ideas que pueden contribuir a definir una estrategia política de lucha para la oposición pero, eso es más bien la tarea de los líderes. No creo valido que a simples comentaristas del acontecer político se nos planteen las preguntas fundamentales. Sin embargo,  se debería comenzar por dilucidar claramente cuál es la fuente o la base del poder político en Venezuela para por lo menos orientar la acción política en esa dirección.
En mi opinión, esa fuente es, como lo argumenté en mi artículo anterior, el acceso incontrolado a los recursos públicos. Es con la inmensa montaña de dinero que ha generado el petróleo venezolano con la que el régimen chavista ha comprado tanto los votos de la mitad de los votantes como los apoyos de los militares, en lo interno y los de regímenes aliados, en el exterior. Es con esos dineros con los que el régimen ha financiado sus campañas electorales, la consolidación de su hegemonía comunicacional, las decisiones judiciales favorables, las compras de armas inútiles, los contratos de obras con empresas extranjeras y el sostenimiento anti histórico del régimen castrista sin olvidar los dispendiosos gastos de oropel para refuerzo del ego que se han efectuado a la vista de todos.
Toda acción política o económica que directa o indirectamente debilite el acceso del régimen a los recursos públicos va al objetivo central de reducir el apoyo que dan al régimen quienes dependen de la ilegal liberalidad oficial sean ellos militares o civiles, nacionales o extranjeros. El apoyo que recibe el régimen no se origina en una ideología o en una religión o en principios filosóficos. El apoyo es comprado. Si las dadivas y las prebendas cesan, cesaría el apoyo. Por eso es tan importante, exigir la designación constitucional del contralor, de los magistrados del TSJ y del fiscal. Ese tema si vale la pena negociarlo. Por eso también es importante la actividad en las comisiones de la Asamblea Nacional de finanzas, contraloría y similares. Por eso es necesaria la acción política en el terreno sindical para llevar la demanda de recursos para reivindicaciones de los trabajadores a un nivel que compita con los gastos de compra directa de apoyo político. Puede que esta idea suene ingenua y que merezca que algunos digan que la oposición no tiene suficiente poder en Venezuela para ni siquiera preocupar al régimen del riego de perder su control absoluto sobre los dineros públicos. Habrá incluso quien se sonría ante este planteamiento. Sin embargo, la vigilancia, la denuncia, el reclamo, la protesta sobre el tema y el mero hecho de demostrar atención a como se asignan los recursos a los diversos intereses de la sociedad divulgándolo entre la población tiene un efecto que puede crecer, pero sobre todo son esfuerzos que se enfocan en lo importante, en la base del poder.

Por último, no debe olvidarse que una política orientada a ese tema se repotencia fuertemente con los propios problemas creados por la incompetencia administrativa y el desquiciamiento financiero del gobierno. El endeudamiento público y el deterioro de la economía venezolana hacen que los recursos disponibles se reduzcan inevitablemente por lo que si la acción política logra reducir algo el acceso libre a los que quedan, el debilitamiento del régimen será incontenible. 

12/18/2013

DIALOGO POLÍTICO EN VENEZUELA
Por Carlos M. Añez
Diciembre 2013
Se está hablando con insistencia de la necesidad de un dialogo entre los dos polos políticos venezolanos. Eso sería perder el tiempo. Un dialogo es una negociación para examinar en que aspectos se puede coincidir y en cuales es necesario que ambas partes cedan posiciones para establecer un ámbito de paz, convivencia y hasta cooperación. Como en una democracia, por cierto. Se participa en un dialogo cuando se ve la posibilidad de alcanzar acuerdos. Si no existe esa posibilidad, el dialogo puede más bien exacerbar la controversia y el pleito, a menos que la intensión subyacente sea una hipócrita operación temporal de reducción de la presión y del crispamiento político. En pocas palabras el dialogo no tiene sentido si no se lleva a cabo de buena fe.
Creo que hay tres campos de análisis que son indispensables antes de correr a sentarse en una mesa de negociación. Primero hay que saber con quién hay que negociar (…yo ya abandono el eufemismo de “dialogar”).  Negociar con voceros inocuos sin poder o con títeres parlanchines no lleva a nada como no sea a la vergüenza. En Venezuela la oposición tiene mejor definida su representación y vocería que el gobierno. Con la desaparición del jefe lo que quedó fue una coalición de grupos con orígenes y posiciones definitivamente no congruentes. Lo que tienen entre ellos es un área de intereses temporalmente común que los hace capaces de operar políticamente con una identidad aparentemente bien definida. Sin embargo, eso no quiere decir que negociar con quienes aparecen formalmente como sus líderes conduce a acuerdos con toda la coalición.
En la realidad la coalición de gobierno está compuesta por los militares, que son quienes verdaderamente tienen el poder; los operadores políticos, que son quienes están encargados de la parte sucia del negocio incluyendo los insultos, la violencia callejera y la parlamentaria; los ideólogos, que son los que todavía creen que están en un proceso revolucionario marxista en beneficio del proletariado y que son los que dan los eslogan y el palabrerío que haga que el gobierno suene revolucionario;  los “técnicos administradores”, que son los encargados de manejar los negocios de la mejor manera capitalista que conocen para generar los dineros que se necesitan; los “boliburgueses” que son los encargados de repartir la grasita necesaria para que no vayan a tumbar al gobierno; y los cubanos.  Los verdaderos plenipotenciarios son los militares y los cubanos pero ellos no se van a sentar en una mesa a dialogar con la oposición. Así que dialogar con cualquiera de los otros grupos es hablar con segundones que no deciden las cosas importantes. En conclusión, no hay con quien negociar.
El segundo campo de análisis es qué agenda temática pudiese ser acordada para esa negociación (…claro, suponiendo que se logren interlocutores válidos y plenipotenciarios). Me imagino que en la mente de quienes están proponiendo el dialogo está la idea estratégica general de convencer al gobierno de dejar de abusar del poder y no seguir violando la Constitución. De eso se derivaría la posibilidad de limpiar e independizar el resto de poderes del Estado para que sean ellos quienes controlen lo que el gobierno haría después de terminada la negociación. Pero ¿hay alguien que en su sano juicio tenga esperanzas de que ese tema llegue a formar parte de la agenda de negociación en la Venezuela de hoy? En situación normal, tal acuerdo no representaría amenaza alguna al ejercicio del poder central. Sin embargo, ¿alguien cree que los plenipotenciarios lo aceptarían? ¿Alguien ha visto alguna señal de que esa agenda se pueda acordar? Además, si así fuese y se acordase, ¿se puede creer que posteriormente los inevitables problemas y controversias serían resueltos por un sistema judicial independiente y que no habrá una fiscalía que cuando sea requerido por el gobierno levante de la nada acusaciones contra los alcaldes y líderes de oposición?  Obsérvese que no hemos mencionado temas más sencillos que podrían ser negociados como por ejemplo, dejar quietos a los alcaldes elegidos y darles el presupuesto que les corresponde o elegir los miembros del “Poder Moral” por consenso negociado. Cosas así, sencillitas, pero que no parecen tener chance de ser ni siquiera discutidas. … Total es, que una agenda de la negociación tendría que ser muy aguada para tener chance de al menos llegar a la mesa.
El tercer campo de análisis está constituido por los aspectos contextuales de la negociación. Es decir, los que definen cómo es el momento histórico en el cual se está planteando la negociación. Veamos. ¿En que andamos?  Según el gobierno se está construyendo el socialismo. En los hechos lo que se ha visto es la destrucción de lo que era una economía subdesarrollada pero relativamente moderna y dinámica para ser sustituida por nada. En la práctica, lo que han hecho es arrebatar los activos industriales y comerciales a sus legítimos dueños para entregárselos a un rebaño de mediocres, arribistas, ladrones y lumpen politiqueros que los han simplemente arruinado irreversiblemente. Igualmente ha sucedido con los contratos públicos, las licencias de importación, las divisas preferenciales y demás prebendas oficiales, que se les ha entregado a la boliburguesía.
Si, siguiendo a Merton, nos preguntamos cuales han sido las “funciones latentes” de tal comportamiento, nos daremos cuenta de que en el fondo lo que se ha hecho es comprar apoyo político distribuyendo convenientemente los recursos robados y el ingreso petrolero entre los “grupos esenciales” de la coalición, como dice Bueno de Mezquita. En otras palabras, el arte del jefe consistió en convencer a los ideólogos que se está construyendo la sociedad ideal marxista y a los operadores políticos que se está en una revolución mientras se le metía la mano a los recursos públicos para remunerar a los que en la realidad lo sostienen en el poder. Remuneración sin la cual el apoyo se detendría.
De todos modos, si el gobierno tiene como norte la construcción del socialismo (de tipo cubano, obviamente) entonces no puede negociar (es decir, dar concesiones) en relación a los pasos esenciales de estatización y control que está avanzando y si en efecto, el uso de los dineros públicos para mantenerse en el poder es su verdadero camino, pues mucho menos puede negociar.

Esta interpretación del proceso histórico que está viviendo Venezuela conduce a la conclusión de que una negociación entre los dos polos políticos prevaleciente no tendría ningún resultado concreto en este momento pues la base estructural del poder no puede ser llevada a la mesa de discusión sin destapar toda su fealdad e inmoralidad y los cambios que se necesitan, incluyendo el obvio y obligatorio respeto de la Constitución,  implican la pérdida del acceso irrestricto a los tesoros públicos por parte del polo gobernante lo cual es precisamente la única base  en la cual se apoya. 

1/31/2013

 Los reclamos a J.A. Abreu         

Por  CARLOS M. AÑEZ                                                                                                             29 ENERO 2013

Varios escritos nuevos circulan por ahí tomando posición de crítica contra Jose Antonio Abreu y Gustavo Dudamel por haber atendido eventos oficialistas y haber tenido expresiones de cortesía y agradecimiento hacia las autoridades gubernamentales venezolanas. Digo hoy, como dice uno de los autores, que “Existen artículos que hubiera deseado no tener que escribir” … y aquí va entonces mi reacción a tales desplantes.
En una de las cartas, un ex miembro del cuerpo consular venezolano, por lo tanto supuesto conocedor de las normas y convenciones que se aplican en las relaciones diplomáticas, presenta una colección de ideas incompletas, sin mucha ilación, con las que intenta articular una crítica a las expresiones de Abreu en el concierto en solidaridad con Chávez que se celebró recientemente, las cuales obviamente fueron de elaborada cortesía. No se entiende por qué la mención por parte de Abreu a la “perenne gratitud” y a las “plegarias por la recuperación” de Chávez impulsan al ex cónsul a escribir su artículo – que, entre paréntesis,  él hubiera deseado no escribir! - pues más adelante reconoce que “Ambos (imagino que son Abreu y Dudamel!)  tienen derecho a ser chavistas si es el caso, eso hay que respetarlo y no disminuye en nada su talento”.
De todos modos, ese tipo de expresiones en relación a la enfermedad de Chávez, lo han ofrecido desde jefes de estado hasta simples miembros de la oposición política venezolana. Por otra parte, como lo debería entender un ex cónsul, es simplemente “de estilo” usar una retórica alabanciosa y zalamera en los eventos oficiales a los que concurran no solo aliados sino también representantes de incluso los más antagónicos estamentos políticos. Todo ello, por supuesto, para facilitar la comunicación y evitar controversias inútiles. Es más, se transforman en noticias los raros actos que no cumplen con tal “estilo” como fueron el famoso “¿Por qué no te callas?” del Rey Juan Carlos o los esguinces de la Merkel para evitar el encuentro con Castro hace poco en Chile.
Reconociendo de seguidas que Abreu es muy probable que no sea chavista, el autor pasa a recordarle al propio Abreu (!!!) que el sistema ha sido apoyado por todos los presidentes desde 1975 y de paso, le dice que “Su orquesta, es de todos los venezolanos, es su legado al país entero y no a una parcialidad que desea excluir a la otra mitad.”
Es increíble que tal posición no le impida al ex cónsul proferir inmediatamente su acusación así: “… participar en ese acto destinado a legitimar el mayor atentado que ha tenido el sistema constitucional venezolano en estos últimos años, es una responsabilidad muy grande, utilizar para ello la representación de los 400.000 jóvenes y niños que forman parte de las orquestas, mancha su impecable trayectoria y de verdad es una lástima.”.  Es muy impresionante que un profesional de la diplomacia reaccione de esa manera tan ingenua, visceral e irracional frente a estos hechos.  Que grandes masas de población sucumban ante el canto del populista que como el flautista los lleva al despeñadero es terriblemente doloroso y angustiante pero que además los  profesionales de la acción de Estado se obnubilen y reaccionen como cualquier provinciano y no elaboren intelectualmente ni siquiera las ideas que ellos mismos escriben, es patético y deprimente.
Precisamente que la “…orquesta, es de todos los venezolanos…” y que ellos son los representantes de los 400.000 jóvenes y niños venezolanos es lo que debe hacer que Abreu y Dudamel actúen con el máximo de prudencia (por no decir hipocresía) diplomática. Comenzando por reconocer que muy probablemente en esa masa de muchachos y sus familiares hay chavistas como en toda Venezuela que tienen tantos derechos como los antichavistas y manteniendo presente que alienar en nuestra contra a un gobierno abusivo, ilegal y amenazante como el que tenemos es simplemente locura, no es justo ni racional poner en peligro el apoyo oficial que se recibe por llevarse el punto de hacer desaires y ofender inútilmente.
¿Sabrá el ex cónsul que “El sistema” está definido oficialmente así: 
La Fundación Musical Simón Bolívar (FundaMusical Bolívar) es el Órgano Rector del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, conocido también como El Sistema. Es una obra social del Estado venezolano fundada por el maestro José Antonio Abreu para la sistematización de la instrucción y la práctica colectiva de la música a través de la orquesta sinfónica y el coro como instrumentos de organización social y desarrollo comunitario. FundaMusical Bolívar está adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.”?
¿Se dará cuenta de que en un dos por tres el gobierno chavista lo puede mandar a freír monos? 
Es evidente que los críticos de Abreu están movidos por una profunda rabia hacia lo que el chavismo le ha causado a nuestro país. Sienten desilusión porque un líder querido y admirado como Abreu no declare públicamente su solidaridad con la oposición política. En otro de los escritos que han circulado una señora venezolana le reclama que cuando ella le ha recordado el apoyo que la Creole Petroleum Corporation le dio en los inicios de su proyecto, Abreu se queda “paralizado y sin habla” lo cual ella interpreta audazmente como un intento del Maestro de “tapar el pasado”.  No se entiende por qué Abreu estaría interesado en tapar el pasado pero la señora afirma que es para falsear la fecha de fundación de “la orquesta” y hacerla coincidir con el periodo chavista.  ¿la señora estará informada de que en el Sistema hay cinco orquestas principales, numerosas orquestas regionales además de bandas, ensambles, coros y grupos musicales que hacen difícil saber cuál de las actuales es la orquesta que fundó Abreu hace 40 años y que recibió la ayuda de la Creole?  Ademas, ¿qué importancia tiene eso?  ¿Por qué eso se vincula con el trato que se da Abreu con el Gobierno?  ¿Por qué insultar a Abreu insinuándole que “tiene amnesia”, que esta “enconchao”, que ha “caído bajo” y que se “hunde en la indignidad”?  Qué barbaridad!  Qué rabia subyacente!  Que insolente arrogancia!
La “decepción” que sufren el ex cónsul y la señora proviene probablemente de su encuentro con el poder político omnímodo de esta dictadura,  lo cual no es para menos. A lo mejor, Abreu está también decepcionado pero tiene que tragarse sus sentimientos porque él tiene la responsabilidad de lograr el bien para los 400.000 muchachos y el público en general.  ¡Qué fácil es decir como Mussolini:  “Armiamoci e ándate alla guerra” (“Armémonos y andad a la guerra”)!

8/08/2012

Resista Maestro Abreu


AL MAESTRO ABREU
Por Carlos M. Añez
Caracas 18-02-11

Resista Maestro Abreu!  No ceda a la insensata presión para que tome posición política explicita en Venezuela.  Esas señoras no tienen derecho de exigirle a Usted que haga pública su posición y Usted no tiene derecho de poner en peligro el Sistema por antagonizar inútilmente a un régimen que ha demostrado ser despiadado, sectario, fariseo y destructor. No ande buscando peleas inútiles con gente poderosa y sin escrúpulos.
Más aun, Usted no tiene derecho a usar su autoridad y prestigio para confrontar su propia posición política, cualquiera que ella sea, con la posición política o ideológica que a favor o en contra del régimen puedan tener algunos de los jóvenes integrantes de las orquestas y sus familiares porque eso introduciría en su comunidad cismas, divisiones,  confrontaciones y pleitos que inevitablemente afectarían su actuación y logros artísticos.  Eso es precisamente lo peor que nos han hecho a los venezolanos en estos últimos once años.
No se trata solo de que el régimen le corte los recursos, que es peligro cierto y de temer, es que se incorporaría el Sistema a la dolorosa y destructiva diatriba en que estamos sumidos los venezolanos desde que el teniente coronel se dedico a sembrar cizaña entre nosotros los venezolanos.  No tardarían en pregonar que Dudamel se dejó comprar por el imperio, que hay que montar otros Sistema pero de orquestas socialistas y hasta que los conciertos de Branderburgo son música oligarca que hace daño al pueblo.
Por otra parte, ¿qué efecto político puede tener que Usted vaya a latirle en la cueva a los mediocres que manejan la política cultural de este gobierno recordándoles que el Sistema nació en la cuarta? … Ninguno. A las bases sociales del régimen no les interesa lo que piensa Jose Antonio Abreu o Gustavo Dudamel acerca del socialismo del siglo XXI. Mucho más efecto político de creación de lealtades tiene sobre esa población ofrecerles música buena ejecutada por jóvenes que salen de entre ellos mismos que andar delimitando méritos en la historia del Sistema que por lo demás todos le reconocen. Lo máximo que podría ganar es que esas señoras satisfagan su necesidad de sentirse acompañadas en su rabia anti chavista. Pues dígales, que somos muchísimos los que las acompañamos, que ya somos mayoría pero que Usted mejor se queda callado para no perjudicar a los muchachos.
Claro, si Usted armase un pandemónium y el gobierno lo execrase, lo enjuiciase y le cortase el sueldo pues hasta Al Jazeera se ocuparía de usted y probablemente el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenaría las acciones del gobierno pero ... y los muchachos?  … Como le decía, no vale la pena. No les haga caso. Siga calladito recibiendo sus medallas y sus honores y deje que se sigan formando músicos venezolanos para deslumbrar al mundo que los ciudadanos corrientes somos los que tenemos la responsabilidad de salir de esta pesadilla en que hemos caído.

11/18/2010

LA HISTORIA Y LOS NAUFRAGOS


  • Rivero, Mirtha, “La Rebelión de los náufragos”, Editorial Alfa, Caracas 2010
Siempre se dice que conocer la historia ayuda a entender el presente y sobre todo a comprender como hemos llegado a la situación actual. La historiografía nos hace conocer los hechos hilados por la narración del historiador y no en las secuencias de imágenes y noticias parciales en que se nos aparecen los acontecimientos en tiempo real. Con la historia los hechos nos llegan para ser vistos sin que estemos involucrados y con la objetividad que aporta su lejanía en el tiempo. Los podemos ver completados por la investigación que descubre aspectos que fueron invisibles en su momento y sustentados por evidencias documentales y testimoniales. La historia nos lleva entonces a poder reflexionar sobre lo acontecido y nos permite apreciar la influencia de los diversos eventos y evaluar las acciones de los personajes y entidades que intervinieron.
También dicen que la historia solo puede escribirse después que ha transcurrido cierto tiempo desde que ocurrieron los hechos para así reducir los sesgos que inevitablemente tendría el historiador. Sesgos que estarían presentes tanto en las prioridades de su investigación como en su interpretación de las evidencias. Como sucede en todas las ciencias sociales, los sesgos no pueden desaparecer del todo. Sin embargo, nadie puede decir cuánto es ese tiempo prudencial que reduciría el sesgo a nivel aceptable y sabemos que en cada historia hay un cierto núcleo de hechos que son incontrovertibles y que conforman la verdad histórica.
He vuelto a pensar sobre estas ideas al terminar de leer el libro de Mirtha Rivero, “La rebelión de los náufragos”, que trata de los sucesos que llevaron a la separación de Carlos Andrés Pérez del poder. En rigor, no se trata de un estudio de historia pero los historiadores van a agradecer que Rivero les haya abierto el camino con ese depurado trabajo de excelencia periodística y refinada narración.
Con un sentido extraordinario de estructura narrativa, Rivero entrelaza lo que leyó en las hemerotecas con entrevistas y documentos en un texto que seduce al lector para quedarse leyendo por horas seguidas reviviendo mentalmente aquellos acontecimientos. Con rigor de nivel académico, Rivero extrae de la, todavía cruda, masa de información disponible en los medios de comunicación venezolanos los elementos necesarios para desplegarnos la verdad histórica de lo que pasó.
Pero además de la calidad literaria de que hace gala, lo que aprecio es la ecuanimidad con la que Rivero, sin aparecer como acusadora, nos da la oportunidad de ver la traición y las vilezas que predominaron en quienes condujeron el proceso. Como buena periodista deja que el lector se forme su propio juicio y eso es lo que me ha permitido confirmar nuevamente con su libro que las miserias del ser humano surgen estrepitosamente cuando del poder político se trata. En el drama que nos presenta vemos amigos traicionando, adversarios preparando trampas, políticos aprovechando, militares conspirando, funcionarios abusando, jueces prevaricando, fariseos dándose golpes de pecho, periodistas “palangreando”, medios manipulando y un pueblo tristemente ignorante de lo que realmente estaba en juego. Es sobrecogedor constatar en la trama de ese proceso como individuos y grupúsculos poderosos pueden descarriar la vida de todo un pueblo sólo para hacer valer sus ambiciones e intereses sin que nadie le haga pagar penitencia.
El otro pensamiento que me resultó inevitable fue repasar lo que siempre se ha visto de la precariedad y volatilidad del poder político. Se constata nuevamente que de las alturas del poder se puede ser despeñado despiadadamente y que al poderoso sólo le queda la esperanza de que la historia lo juzgue con imparcialidad y lo avale si es que sólo cometió pecados veniales.
Pero también el libro de Mirtha Rivero contiene textos que me hicieron ver que tenemos gente preclara y brillante cuyo pensamiento nos da esperanzas de que volveremos a pasar por algunos buenos tiempos en Venezuela. Las entrevistas que hace a Paulina Gamus, Germán Carrera y Alberto Arteaga son ejemplos de esos textos.
Leopoldo Castillo, en la entrevista que le hiciera a Mirtha Rivero con ocasión de la publicación de la obra, en su programa de televisión pronosticaba que el libro generaría polémica. Sin embargo, a pesar de que parece que las ventas han sido copiosas y veloces, pocas han sido las opiniones publicadas. Aparte de una interesante nota de Alexis Márquez, no he encontrado más nada. Me pregunto si los lectores, que aparentemente son muchos, han quedado mudos ante tanta bajeza que el libro pone al descubierto y cuando contrastan lo que sucedió y por qué pasó con lo que nos ha venido aconteciendo, concluyen que es mejor olvidar.
Lo único que no entiendo es el enigmático título de la rebelión de los náufragos. Parece que esos vocablos aparecen en el discurso de despedida de Carlos Andrés Pérez pero no recuerdo ese documento. Yo habría titulado el libro “Historia de una vil conspiración”.

12/09/2009

Las implicaciones de Honduras

por Carlos M. Añez
4 diciembre 2009
Se llevaron a cabo las elecciones de Honduras y Manuel Zelaya no fue restituido en el poder. Se cumple así nuevamente lo que la historia nos ha enseñado de que en países como los nuestros quien tiene el poder ejecutivo, que es el que controla las armas, es quien manda e impone su voluntad. No hubo ni presión ni fuerzas políticas externas que valieran lo suficiente para impedir que el gobierno de facto hiciera lo que había decidido hacer, dejar que ocurrieran las elecciones previstas desde mucho antes sin que Zelaya regresara al poder, y eso tiene importantes implicaciones.
En primer lugar, hay que reconocer que a pesar de los embates que sufriera el “principio de no intervención” y de los intentos de violación del “derecho de auto determinación de los pueblos” a causa de la increíble y unánime presión internacional ejercida sobre Honduras para revertir el golpe de estado, la soberanía de ese país sobrevivió y quedó solo amenazada. A Honduras se le excluyó de comunidades internacionales, se le suspendieron ayudas económicas y se le corto el acceso a recursos financieros a los cuales tenía derecho, se le opusieron trabas para su comercio internacional, se le cancelaron visas de viajes a sus dirigentes, se le hicieron afrentas diplomáticas de la peor naturaleza, se le ofrecieron mediaciones parcializadas y sobre todo, se despreció la soberanía y el poder “originario” de su pueblo al sujetar el reconocimiento de los resultados de las elecciones a la previa restitución de Zelaya en el poder. Sin embargo, en definitiva la soberanía de Honduras prevaleció y eso implica que hasta ahora la comunidad internacional y sobre todo los países poderosos todavía privilegian el concepto de soberanía de los estados independientes suficientemente como para no intervenir directamente por la fuerza en un país soberano, a menos que ocurran eventos extremos de genocidio o crímenes contra la humanidad.
En nuestro articulo de julio 2009 argumentábamos que : “Por ahora parecería que la no injerencia se deja de lado cuando se trata de la remoción indebida de un jefe de estado pero podría llegar el día en que también se aparte cuando se trate de violaciones constitucionales de otro tipo.” A la luz de lo que ha ocurrido, esa afirmación queda desvirtuada. Ni siquiera la remoción intempestiva de un jefe de estado en un país habilita a otros países para intervenir y revertir los hechos.
A muchos venezolanos les alegra que las elecciones hondureñas se hayan celebrado sin que Zelaya fuese restituido pues ven en eso el triunfo de fuerzas políticas contrarias al chavismo. Eso es válido y a mí también me contenta. No obstante, el caso de Honduras nos muestra realidades más duras de la que quisiéramos enfrentar. Comencemos por reconocer que allí se demostró que no hay fuerza externa que pueda intervenir para ayudarnos a resolver problemas políticos nuestros. Honduras nos ha hecho ver que, por un lado, nadie va a poder interferir con la soberanía, pero por otro lado, que no hay corte de justicia en el mundo a la cual acudir cuando nuestra constitución sea violada. Las violaciones a la constitución las resuelve el pueblo o mejor dicho, la lucha política en cada país. La futilidad de instancias como la OEA, la UNASUR y similares quedo clara y desnuda ante todos, pero entonces por implicación también son fútiles las huelgas de hambre para que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos sea invitada a verificar violaciones en nuestros países.
En los avatares del caso hondureño hemos podido observar todas las miserias éticas de la diplomacia y la insinceridad del ejercicio de la política internacional. Vimos a gobernantes militares que en el pasado fueron conspicuos golpistas (Ustedes saben quiénes!) rasgándose las vestiduras porque los militares hondureños habían sacado a Zelaya en pijamas. Descubrimos un “mediador” que se atrevía a vetar proposiciones de uno de los lados en conflicto y a forzar que la negociación se efectuara sobre sus propias proposiciones. Nos impresionaron mucho ciertos reputados demócratas que negaban a priori la validez de las elecciones sin importar si serían limpias y concurridas pero que jamás han manifestado rechazo alguno a los abusos ventajistas electorales de los gobernantes en otros países (Ustedes saben cuales!). Sentimos asco por la diplomacia brasileña que después de romper relaciones con el gobierno de facto de Honduras porque no lo reconocía, reclamó el derecho a mantener una sede en Tegucigalpa para luego albergar a Zelaya y en desacato flagrante de convenciones internacionales, permitirle que desde allí tuviera actividad política pública mientras exigían para sí inmunidades de las establecidas precisamente en las convenciones que estaban violando como si su estatus diplomático estuviese normal. Aun más asco sentimos leyendo las recientes declaraciones de personajes como Oscar Arias llamando ahora a reconocer el resultado de las elecciones después de haber amenazado con el ostracismo a Honduras si no se restituía a Zelaya porque dizque él y Hilary Clinton estaban decididos a revertir el golpe de estado para sentar el precedente.
Hay gente que dice, como Lula, por ejemplo, que el reconocimiento de las elecciones de Honduras crea un precedente peligroso para las democracias de Latinoamérica porque con ello el golpe de estado queda impune y se estimula. Con esa posición se está olvidando que si el golpe se hubiese revertido por presión externa se habrían violado el principio de soberanía y el derecho de autodeterminación de los pueblos que son esenciales para la convivencia internacional y eso hubiese sido mucho más grave. También se está suponiendo puerilmente que los golpes de estado desaparecerían de la historia por virtud de precedentes rechazos de parte de muchos países. Los golpes de estado son eventos tan presentes en la historia como las guerras, las revoluciones, las dictaduras o el terrorismo que no han desaparecido a pesar de todo el rechazo humano que han recibido. No tienen justificación, validez o invalidez intrínsecas. Simplemente suceden por causa de procesos políticos en determinadas circunstancias históricas.
Con tales argumentos aparentemente principistas o moralistas y en consecuencia hipócritas, se está además dejando de lado las especificidades del caso particular de Honduras, en el que como republica democrática que es, hay separación de poderes y circunstancialmente el Poder Judicial y el Poder Legislativo encontraron causas para la remoción de un jefe de estado abusador. Lo que es peor, con eso se está suponiendo que todas las “democracias” merecen ser protegidas contra golpes de estado inclusive aquellas que no son sino disfraces de autocracias y dictaduras de último modelo. Todo eso declarado a todos los vientos por políticos como Lula que han perdido toda autoridad moral para presentarse como “paladines de la democracia” cuando se engolosinan en carantoñas mutuas con dictadores reconocidos del mundo ofendiendo en especial a los discriminados, los torturados y los muertos causados por sus regímenes. Debería más bien estudiar la historia de Rómulo Betancourt enfrentándose a los dictadores de América.
Aparte pues de haber dado ejemplo de dignidad y consistencia como nación, Honduras nos ha permitido apreciar la hipocresía, la inconsistencia y la desvergüenza de los políticos de diversas latitudes. Hemos podido observar como ellos a nombre de “la comunidad internacional” y “la defensa de la democracia” han argumentado hacia adelante y hacia atrás, han puesto en peligro principios fundamentales para el orden mundial, han cobardemente formado gavilla para presionar ilegalmente a una pequeña nación que escogió licita y legítimamente un rumbo político determinado y unas correcciones particulares a sus propios errores y con toda desfachatez e irresponsabilidad han comenzado a inventar galimatías para argumentar su salida del problema sin perder mucha imagen, como el Moratinos que dice que no reconocen las elecciones pero que no las ignoran.
El papel de los Estados Unidos ha sido mediocre y rayano en lo pusilánime. Al inicio, con actitud aparentemente favorable a un enfoque multilateral, se unieron a la gavilla para presionar a Honduras haciendo ver que estaban escandalizados con el golpe de estado pero luego manipularon las cosas para quedarse manejando el tema fuera de las instancias multinacionales. Actuaron - (literalmente, en el sentido teatral de representar un personaje) - como punta de lanza para castigar a Honduras suspendiéndole ayudas y programas de cooperación y llegaron al extremo de cancelar visas a los dirigentes del gobierno de facto personalizando así la presión extendiéndola ridículamente fuera del ámbito diplomático oficial. Se confabularon con Oscar Arias para mediatizar la mediación y tratar de imponer un acuerdo. Hicieron que Zelaya firmara un documento que lo despachaba definitivamente, lo dejaron chillando y resentido y sin embargo después declararon que las elecciones eran solo un “paso adelante” y contradiciéndose nuevamente dijeron que hay que reconocerlas. Para completar el sainete, Arturo Valenzuela luego dijo que la decisión del Congreso hondureño lo dejaba “dissappointed”. Vaya inconsistencia!
Desde hace cierto tiempo, en el contexto de la ciencia política hay una confrontación entre paradigmas de interpretación de la relación entre democracia y justicia. Uno de ellos[1] concibe a la justicia como el valor primario del cual se derivan los derechos democráticos de participación y auto determinación. En este paradigma, la justicia, entendida como garantía de igualdad para la libertad e igualdad de intereses, requiere de la democracia para concretar esa garantía y se funda en el voto libre, secreto y universal que se supone que lleva a la participación, la libre expresión del pensamiento y la desconcentración del poder. En otro paradigma[2], la democracia es el valor primario que requiere de la justicia para realizarse. A la justicia, como garantía de derechos civiles y de igualdad ante la ley, se le ve como el medio para concretar los propios derechos inalienables de auto determinación democrática.
Si se examina con este tipo de pensamiento en mente la actuación de los Estados Unidos, de Europa y de los grandes países latinoamericanos en el caso de Honduras, se aprecia claramente la dispersión, vacuidad e inconsistencia de la orientación política que sostuvieron hasta el final para rendirse ridículamente ante la realidad y aceptar la validez de las elecciones. Los gobiernos de esos países no tuvieron ni idea de que estaban persiguiendo. Si hubiesen mantenido a la justicia como valor primario debían haber apoyado las actuaciones del tribunal supremo y el congreso en Honduras exigiendo quizá que Zelaya fuese regresado para someterlo a juicio y promoviendo la celebración de esas elecciones cuanto antes. Si por el contrario hubiesen privilegiado la democracia como norte que, para ser alcanzado, requiere de la justicia, habrían visto las actuaciones del tribunal supremo como necesarias para asegurar la pulcritud de las venideras elecciones.
En cambio, los gobiernos se obnubilaron con el fantasma del golpe de estado como si todos los golpes fuesen malos. ¿o es que el golpe que le dieron a Pérez Jiménez y el que Morales Bermúdez le dio a Velasco Alvarado en Perú fueron censurables? Más aun, ¿Por qué no censuran los golpes que Fernando Mires denomina “desde el estado” y que paso a paso desmoronan la vigencia de nuestras constituciones? En fin, yo esperaba mucha más claridad política de por lo menos algunos de los líderes de los países más importantes del mundo. Es a mí a quien esos gobiernos dejaron “disappointed”, mientras reconozco en Roberto Micheletti el liderazgo que América Latina está necesitando urgentemente.


[1] Basado en los trabajos de Rawl, John; “A theory of Justice”, Harvard University Press, Cambridge, 1971 citado por Gould, Carol; “Globalizing Democracy and Human Rights”, Cambrideg University Press, Cambridge UK, 2004
[2] Que se atribuye a Dahl, Robert; “Democracy and its critics”, Yale Univ. Press, new Haven, 1989 citado en idem.

9/21/2009

The siege of Honduras

by Carlos M. Anez
The Costa Rican President Oscar Arias representing, at least, the US, European and Latin American governments, has been trying to depict himself as “the mediator” in the Honduras crisis with the support mainly from the US but also from the rest of the countries. However, he has been acting more like a head negotiator on behalf of Manuel Zelaya, the Honduran president ousted by a coup in late June. Today,[1] in a surprising and internationally unprecedented manner, in a press conference in San Jose, he threw away his mask as mediator and announced that he will call the presidential candidates of the upcoming election including the candidate of Zelaya’s party, to let them know that “the whole world” will not recognize any Honduran president that would eventually be elected in the long scheduled election in late November 2009, unless the election is held under a government headed again by Zelaya.
Amazingly, he seems to feel fully authorized by “the whole world” to intervene in Honduras’ political process with total disregard of the long standing bulwark of world order, the concept of sovereignty and with full contempt of the “principle of non intervention” and of the intimately linked “right of self determination”. News agencies also reported today that Argentina, Brazil and Mexico “refused to accept the participation of the Honduran ambassador at a meeting of the U.N. Human Rights Council in Geneva because he is not from Zelaya's government”. It seems thus that Honduras will be ostracized by the western international community further than any other country guilty of forcefully changing government has ever been.
The growing pressure upon Honduras and the unanimity among the intervenors could be construed as a sort of universal abandonment of the sacredness of state sovereignty as a core concept of international law. However, a quick revision of recent international interaction reveals that any of the claimant countries would zealously defend their own sovereignty against the slightest of dents. Consequently, it seems logical to assume that the violation of the Honduran sovereignty is happening because the violators are many and because Honduras is a weak country. It is a sort of political lynching.
In a TV interview two weeks ago, Oscar Arias said that President Obama, Secretary of State Clinton and himself were trying to “revert a coup for the first time” in order to avoid the “domino effect” that could “encourage the military in other countries” to imitate their Honduran counterparts. Arias must be very well backed by the Obama administration to dare such astounding utterance. Such a policy is indeed naïve and on the other hand, politically risky. Should the Hondurans endure the siege, pressures and calamities brought upon them because of their coup and succeed in the long term to have its new government recognized by at least part of the UN member countries, Obama, Clinton and Arias will lose a lot of face in the international milieu. Not to mention the various risks of creating a cumbersome impasse in the UN regarding who will represent Honduras after all, of revealing the political impotence of the OAS and of discrediting the democratic stance of the Administration by not accepting the result of clean elections which, by the way, was what they were arguing in favor of Zelaya in the first place.
Hondurans need help to find a way out of the historical mess its military got them in. However, it has to be a genuinely negotiated and realistic solution. Imposing moralistic, normative and high handed proposals like those that Arias is trying to shove into their throats in the name of the dominant countries will not solve the crisis and the risk of creating dangerous situations will grow.
Caracas, 15 September 2009

9/09/2009

El mediador de Honduras

por Carlos M. Añez
09-09-09
La entrevista que Oscar Arias concedió a Gladys Rodríguez de Globovisión confirmó que el golpe de estado en Honduras ha traído consigo cambios fundamentales en el pensamiento político predominante en la comunidad internacional en cuanto se refiere al concepto de soberanía cuyas implicaciones a mediano y largo plazo pueden tener consecuencias muy importantes para el orden internacional en general o al menos, de nuestro hemisferio. Oscar Arias debe ser reconocido en el contexto del caso de Honduras, como el portavoz tanto de los Estados Unidos como del resto de países que de manera sostenida y sorpresivamente casi unánime, han venido presionando al nuevo gobierno de Honduras con motivo de la remoción de Manuel Zelaya de la presidencia de ese país para que acepte la “mediación” de Arias. Esta se concreta en el conjunto de proposiciones bautizado como el “Acuerdo de San José".
Oscar Arias le dijo a Rodríguez que “a petición de ambas partes” accedió a mediar en el conflicto interno de Honduras y que después de oír a ambas partes en numerosas reuniones, se había atrevido a poner sobre la mesa el texto del Acuerdo, “solo para tener algo sobre lo cual discutir y negociar”. Sin embargo, aseguró que el texto propuesto recoge los puntos de vista de "todas" las partes. Es decir, no solo de las dos partes hondureñas sino de las "otras partes" que me imagino son los gobiernos extranjeros que decidieron inmiscuirse en el conflicto directamente o a través de la OEA y la CE. A la pregunta de Rodríguez sobre la proposición de designar un tercero para presidente diferente a Zelaya y a Micheletti como solución intermedia, Arias respondió que eso no era aceptable "ni para Zelaya ni para ningún otro país" tal como si eso fuera asunto que necesitase de consenso externo a Honduras. Arias dijo frases inesperadas de un mediador. Por ejemplo, dijo que el gobierno de facto ha propuesto cambios al Acuerdo que no son aceptables para él. Es decir, declaró ser un mediador con poder de veto.
Siendo un personaje con radiante aureola de demócrata, premio Nobel de la paz, negociador político internacional insigne y exitoso, jefe de estado elegido y profesor universitario de teoría política, resultó impresionante escucharlo desprestigiar las elecciones como forma válida y legítima de consulta de la voluntad de los pueblos en general, al argumentar que en el caso de que las que están previstas en Honduras se lleven a cabo sin que Zelaya este en el poder no serán reconocidas por la comunidad internacional. Para él, a excepción de las de Costa Rica, las elecciones en América Latina son sospechosas de ser fraudulentas y amañadas. Si Zelaya estuviese en el poder, la sospecha se eliminaría porque en ese caso se enviarían observadores de la OEA que en última instancia son los que validan las elecciones.
Con el recuento anterior de partes de la entrevista no intento tomar posición respecto a los temas sustanciales mencionados. No estoy interesado ni en desvirtuar a Arias ni en polemizar con él. Realmente, mi intención es destacar en sus explicaciones la ausencia total de consideración, por no decir de respeto, a la soberanía de Honduras. Para Arias y, lo que es más importante, para los que él representa en este caso, Honduras debe obedecer lo que se le ordena. No puede ni siquiera proponer cambios al texto del acuerdo y que no se le ocurra hacer elecciones – es decir, consultar a su pueblo – porque sus jueces políticos las han desautorizado a priori, a menos que se cumplan condiciones externamente formuladas.
Lo que es interesante en extremo en lo que estamos presenciando es el golpe tan demoledor que está recibiendo el concepto de soberanía de los Estados. No es que yo tenga mucho apego a tal concepto, sobre todo cuando detrás de él he visto como se han escudado dictaduras, genocidios, violaciones de derechos humanos e irrespetos a las constituciones. Se trata de que aparte de sorprendente lo que está pasando puede tener consecuencias políticas muy trascendentes en el mundo.
En dos ocasiones en la entrevista, Arias dijo que “lo que queremos es por primera vez revertir un golpe de estado” para que ese proceder no se extienda “por efecto dominó” en nuestro continente y “no se vayan a envalentonar” las fuerzas armadas para deponer presidentes. Es decir, vendo el sofá de la soberanía a ver si los militares nos dejan quietos. Repito, me parece impresionante.
Pero nuestra impresión es aún mayor si consideramos que Arias dijo que eso es lo que el Presidente Obama y la Secretaria de Estado Clinton están tratando de conseguir (recuérdese que Arias es el portavoz). Argumentó que en el pasado los Estados Unidos intervenían indebidamente y hasta promovieron golpes de estado “lo cual es lo que Obama y Clinton quieren cambiar”. En otras palabras, antes se intervenía para apoyar golpes de estado y ahora intervienen para revertirlos. Hay pues intervenciones buenas e intervenciones malas y para decidir cuál es cual, el interventor tiene plena libertad. Impresionante.
En esta nueva posición, Arias dice que los pueblos tienen que ser pacientes y esperar las elecciones. Me imagino que se refiere a las que logren tener observadores extranjeros. Si el gobierno de turno viola los derechos humanos e irrespeta la constitución, Arias, sin que se le arrugara el ojo, dijo que los pueblos deben esperar “estoicamente” hasta las nuevas elecciones. Eso es lo que yo llamo una visión “normativa” de la historia. Forma parte de una subyacente ideología moralista en el sentido que Fernando Mires nos presentara en su brillante ensayo del pasado 3 de agosto.
He tratado siempre de evitar el uso de criterios morales para estudiar la política y la historia pero no lo he logrado. Los criterios morales tienen el problema de ser hipócritamente normativos por lo que reducen el poder de interpretación realista de los acontecimientos y procesos sociales. Sin embargo, el peligro del relativismo me ha hecho mantenerme firme en cierto núcleo de principios morales. Por ejemplo, lo mínimo que se puede pedir es la honestidad intelectual necesaria para eliminar el uso del doble estándar, la mentira y el cinismo en la política. Por lo tanto, creo que debo exigir que o se deja a los Hondureños arreglar su problema o se interviene cada vez que haya un golpe de estado o “desde el estado”, como dice Mires, en países como muchos que conocemos.
El concepto de soberanía de los estados apareció en la historia (siglo XVII) como un consenso para detener la guerra permanente entre soberanos. En su expresión más elemental un estado es soberano cuando está fundado en un territorio claramente delimitado y habitado por una nación con rasgos culturales compatibles y que de facto (legítima o ilegítimamente) es controlada por un soberano o régimen de poder estable. Esta idea es la que subyace a los principios de la Carta de las Naciones Unidas y a los estatutos que sustentan innumerables agrupaciones regionales de países como la OEA o la CE. De ahí que en el Articulo 2 de la Carta se estipule que, “La Organización está basada en el principio de la igualdad soberana de todos sus Miembros” y que “Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas.
Pero sobre todo es la idea que explica que en el Pacto (Covenant) Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1976 se haya incluido en el Articulo 1 el derecho a la auto determinación de los pueblos, así: “Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural” y no se haya dicho nada de observadores extranjeros que validen sus elecciones.
Ante todo esto, no se puede aceptar el abandono total del principio de no intervención en el caso de Honduras. Es por lo menos extraño que Europa y Estados Unidos debiliten su credibilidad y su imagen como defensores de los derechos humanos y en especial del derecho a la autodeterminación simplemente por pretender que con revertir el golpe y reinstaurar a Zelaya por unas semanas más se establezca un precedente durable que realmente haga desaparecer los golpes militares. Eso es ingenuo, por decir poco y en otras latitudes, estratégicamente peligroso. Si en el futuro inmediato la soberanía se pondrá de lado para intervenir en cualquier país cuando la comunidad internacional lo considere necesario entonces tendremos que prepararnos para presenciar el derrumbe del orden mundial vigente y el nacimiento de uno nuevo que parecería retroceder hacia condiciones análogas a las prevalecientes en Europa antes de Westphalia en 1648. Esto es muy preocupante aunque se este creyendo que las intervenciones se legitiman cuando son colectivas. Estos argumentos lo que intentan es invitar al lector a reflexionar sobre las implicaciones latentes de todo lo que está ocurriendo en Honduras que no parecen ser sencillas.
No podemos pensar que Arias desvaría o mal interpreta la posición de los Estados Unidos, Europa y América Latina y si así fuese, habría habido desmentidos. A Honduras habría que ayudarlo a encontrar una solución negociada pero con las posiciones moralistas, normativas y prepotentes que Oscar Arias articuló a nombre de los países dominantes no se va a avanzar mucho y se corre el peligro de que el proceso derive hacia situaciones inmanejables.
Caracas, 9 de septiembre 2009